La Prevención de Riesgos Laborales tiene como finalidad descubrir anticipadamente los riesgos que se producen en cualquier trabajo. Esta anticipación permite que se puedan planificar y adoptar una serie de medidas preventivas para evitar que se produzca un accidente laboral y/o enfermedad profesional.
La formación en PRL nos da las herramientas para ver la tarea como nuevos observadores, es decir, nos capacita para saber cómo trabajar y qué medios hay que emplear. De esta forma, se prevén con tiempo los riesgos que puedan aparecer y se sabrá cómo suprimirlos o minimizarlos en el caso de que no se puedan eliminar.
En definitiva, la razón fundamental de la existencia de formación en materia de PRL es combatir la siniestralidad laboral. El beneficio de la no existencia de accidentes laborales es un beneficio para todos, tanto para los trabajadores, que evitan consecuencias en su salud; como para los empresarios, que además de evitar reclamaciones judiciales, el creer y dar valor al concepto de cultura preventiva, revierte en un mejor ambiente de trabajo y por consecuencia, aumenta la productividad, disminuye el absentismo y crea valor en la empresa.
La base de la formación de la PRL aunque es obligatoria, lo que busca es alejar de la cabeza esa idea de que es un gasto. La formación es una inversión y el objetivo que persigue es concienciar a los trabajadores de que adquirir conocimientos y habilidades en el desarrollo de sus tareas de forma segura, no desplaza el principio más básico de prevención. “La seguridad parte de uno mismo y, por tanto, siempre se debe tener muy presente que la experiencia no es sinónimo de seguridad, en cambio, la experiencia junto con la prudencia, sí.»