La semana pasada conocíamos la noticia de que, aunque de forma in extremis, los diferentes agentes implicados en ello habían llegado a un acuerdo para la ampliación de los ERTE. De esta manera muchas empresas podrán continuar acogiéndose a esta modalidad para conservar a sus empleados mientras no se restablezca la normalidad al 100%.
En esta nueva ampliación se ha fijado una excepción de la cuota con respecto de la aportación empresarial devengada desde junio a septiembre de este año, aunque solo se podrá aplicar si la empresa ha tenido a menos de cincuenta trabajadores dados de alta en la Seguridad social con fecha 29 de febrero de 2020.
Otra de las novedades es que los autónomos empleadores que se acojan a esta nueva ampliación de los ERTE tendrán que comprometerse a no reducir su plantilla durante, al menos medio año. Según Juame Barcons, abogado de la gestoría Barcons, «esta condición que se diseñó para proteger el empleo, podría acabar convirtiéndose en un caramelo envenenado para las empresas. Lo que muchos no saben es que estos seis meses de prohibición no se reinician en cada prórroga, sino que se acumulan cada vez que el negocio se acoge a una prorroga sin recuperar a trabajadores».
FORMARSE EN TIEMPOS DE ERTE
Para muchos profesionales el ERTE, ya sea temporal o parcial, está suponiendo una importante oportunidad de formación inesperada y necesaria.
Además, las empresas se han visto obligadas a hacer importantes cambios, lo que ha supuesto una gran trasformación tanto a nivel organizativo como cultura. Han visto condicionados sus planes de formación continua por tres factores fundamentales:
- El teletrabajo, que ha obligado a la transformación digital en el modelo de gestión de quipos y liderazgo. Aquí es fundamental la adquisición de competencias híbridas que ayuden a la gestión de ese cambio.
- Crear nuevo espacios y procesos de trabajos entre los equipos y con los clientes a nivel comercial ha impuesto y acelerado la deseada transformación digital, que en la mayoría de los casos se había aplazado.
- Nunca el customer centricity ha sido tan determinante en la estructura y estrategia de los grupos y empresas, obligando a un reskilling y upskilling efectivos y definitivos de los profesionales de todas las áreas.
Ni el ERTE por fuerza mayor ni el ERTE por causas de la productividad deben detener este proceso de actualización integral de nuestros profesionales.
Según el informe La Sociedad Digital en España 2020-2021: El año en que todo cambió, editado por Fundación Telefónica, la pandemia ha contribuido a acelerar la digitalización en aspectos clave como la formación online, el teletrabajo, las compras electrónicas, el incremento de las videollamadas o el aumento del consumo de contenido multimedia.
Nos encontramos cómo la pandemia ha fortalecido las actividades y planes formativos de las empresas para crecer en productividad, competitividad y cohesión interna. El objetivo de los planes de formación interna está claro: mejores equipos y más fuertes aprovechando esta situación que ha venido por sorpresa.
La formación bonificada es una de las grandes aliadas de la empresa en este período para garantizar el reskilling y upskilling de sus profesionales. Como indica FUNDAE “pueden participar en formación bonificada los empleados afectados por medidas temporales de suspensión de contrato por causas económicas (…), es decir, ERE y ERTE.»
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